Presentación de L’Atelier 3 por Luisa Aragón

Psicoanalista en Guatemala, miembro de la NEL y de la AMP. Integrante del observatorio de autismo de la NEL Fapol.

Presentación realizada el 18 de mayo vía Zoom


Aunque muchos ya lo saben, hago público que me dejé flechar a primera vista por L’Atelier. Fue un objeto que incluí en mi equipaje y en el de otros. Ha cruzado fronteras para llegar a mis colegas con los que comparto y con los que me enlaza una causa común y el deseo por investigar sobre autismo, psicosis y Práctica entre varios. En poco tiempo ha generado un fuerte interés por lo que transmite en su interior. La esperábamos para el Congreso de la AMP, pero al no ser posible nuestro encuentro, ustedes se las ingeniaron inmediatamente para que la serie continuara en formato digital. Por fortuna, ya no tendré que poner en aprietos a nadie ni pedir encargos para acceder a los fabulosos aportes y enseñanzas que nos comparten.

Para presentar este valiosísimo instrumento de trabajo, empiezo por mencionar que desde que uno se asoma a la portada, una llave atada a la sencillez de una flor, nos introduce sutilmente a un mundo maravilloso, diverso, enigmático, caracterizado por los buenos encuentros y otros no tan buenos, cada vez que se crean las condiciones, o cuando un psicoanalista se aventura a incluirse y hacer presencia en una institución.

Recorrer la revista de inicio a fin, es una manera de adentrarnos en la intimidad de los dispositivos orientados por la Práctica entre varios. Es una invitación a hacernos interlocutores de las experiencias, los hallazgos y efectos que se producen a partir de un quehacer del cual testimonian varios intervinientes.

Una llave abre este número 3 de L’Atelier con una pregunta amplia y compleja: ¿En qué se autoriza un interviniente? Y le sigue un título provocador: Destitución del especialista en la práctica entre varios. De esta manera el lector cruza una puerta que requiere, además de realizar una lectura paso a paso de los textos propuestos, sostenerla abierta y poner en cuestión la posición del interviniente articulándola a la actualidad de su práctica y a las enseñanzas que se extraen de ella.

Los primeros textos de Alexandre Stevens, Éric Laurent, Bruno de Halleux, Alfredo Zenoni y Virginio Baio, reúnen con rigor y precisión una serie de elaboraciones y puntualizaciones a partir del sintagma “autorización”, anudándolo al concepto de “destitución” dentro del marco institucional.

A pesar de estar advertida de que se trataba de una publicación que recoge el esfuerzo de los autores por aportar elementos que ponen en juego las diversas maneras, respuestas e impasses con las que cada interviniente se autoriza en el marco de una institución, el título inmediatamente me remitió a la Nota italiana en la que Lacan hace mención de este sintagma para  referirse a que “el analista se autoriza de sí mismo”[1], ubicándonos en el terreno del psicoanálisis puro.

Se introduce, entonces, un punto de tensión, y se abre otra pregunta: ¿cómo pensar la autorización que deviene de un psicoanalista que ha hecho un largo recorrido de análisis y que por dicho recorrido se ha producido un cambio de posición subjetiva, en contraposición con la autorización que compete al campo del psicoanálisis aplicado por parte de practicantes que no son psicoanalistas, pero que guardan una estrecha relación con la teoría, e incluso algunos sostienen una formación en psicoanálisis?  

Frente a esta distinción que se plantea, el acento recae en mantener una posición analizante, tanto para el analista como para el interviniente. Ahí se ubica el hilo que orienta esta publicación, si nos dejamos enseñar por lo que Éric Laurent introduce bajo el término de “analizante civilizado[2] sin equipararlo al de analista ciudadano, para referirse a la posición que encarnará el interviniente en su paso por la institución. En su descripción, son analizantes que mantienen una relación con el psicoanálisis como sujeto supuesto saber y civilizados que guardan una reglamentación con esa transferencia[3].

Autorización y destitución son dos términos que se entrecruzan cada vez que no se retrocede frente al acto. Acto que nos enseña sobre lo que toma otra forma, algo que muta y se transforma cuando se consciente a no responder desde un estándar preestablecido, dando lugar a que aparezca una nueva posición frente al saber. Es en este punto donde cabe recordar la diferencia que Lacan establecía entre autorizarse y auto-ri(tuali)zar[4].  A lo largo de esta publicación, la transmisión de la cual dan cuenta los intervinientes nos enseña sobre lo que conlleva desprenderse de la suposición de todo saber, tarea nada fácil de sacarse de encima, y que debe verificarse cada vez por sus efectos.

En este sentido, la orientación de Bruno de Halleux nos invita a estar atentos a varios obstáculos que pueden interferir para que el interviniente se autorice y sostenga su acto. Ir más allá, “tomar distancia del ideal, no ponerse en comparación con los compañeros y desinflar el propio narcisismo”[5]. Se trata de una elección forzada, a partir de la cual cada interviniente responde con su singularidad y en posición analizante frente a lo imposible que surge en su práctica. Es así como se produce un pasaje de especialista a interviniente, que no sólo determina su acto, sino que también permite la construcción de un lazo transferencial con los otros con los que elabora y sostiene su práctica.

Autorizarse cada vez y deponer la experticia, es la enseñanza que se recoge de esta práctica conocida como Práctica entre varios, cada vez que se crean las condiciones para que el síntoma hecho estilo se escriba, siempre renovado, sorprendente. De allí que recorrer las páginas de esta revista, ofrece al lector varias muestras en las que se pone a prueba la invención y creación para tratar lo real que se precipita sin caer en la rigidez de un formato que determina lo que compete a una profesión o especialización. El esfuerzo por soltar los aprendizajes universales y seguir a cada sujeto en sus intereses, es lo que se percibe claramente cuando es posible soportar las diferencias y no dar marcha atrás.

Así es como los intervinientes que se autorizan y orientan su práctica a partir de las enseñanzas de Lacan, respecto a la clínica psicoanalítica de las psicosis y el autismo, sostienen una presencia y acompañan a estos sujetos para que algo nuevo pueda surgir en relación con el Otro. Es a partir de incluirse y seguir las invenciones singulares con las que el sujeto ya cuenta, que es posible que se produzcan buenos encuentros, para que nuevos desplazamientos y soluciones puedan advenir.

Para finalizar, destaco de esta publicación el coraje de hacer una transmisión genuina sin imposturas, producto del acto que se mide por sus efectos y sus consecuencias. Encontramos en ella valiosos aportes de la Práctica entre varios para continuar elaborando e interrogándonos sobre qué implica para cada uno autorizarse desde una dimensión analizante, cuando se consiente a un viraje y toma de posición con relación al deseo, el goce y lo real, que cobra valor para pensar la formación más allá de la práctica institucional.

            Aún queda mucho por decir sobre este tercer número de L’Atelier, que, como las publicaciones anteriores, acompaña su lanzamiento con un ramo de flores “siemprevivas”, muestra del esfuerzo por transmitir lo vivo de una práctica, que se deja enseñar a partir de momentos privilegiados donde se abren y surgen invenciones, de un trabajo siempre en curso que no se marchita, sino que se transforma.


[1] Lacan, J. Nota Italiana en Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires. 2016, pág. 327

[2] Stevens, A. La institución: práctica del acto en Revista L´Atelier  No.3  ¿En qué se autoriza un interviniente?  Destitución del especialista en la práctica entre varios Versión Dígital. pág.16

[3] Ibíd., pág. 16

[4] Lacan, J. Nota Italiana en Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires. 2016, pág. 328

[5] de Halleux, B.  ¿De qué se autoriza el interviniente en la práctica entre varios? en Revista  L´Atelier  No.3  ¿En qué se autoriza un interviniente?  Destitución del especialista en la práctica entre varios Versión Dígital. pág. 32-33

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